GASTRONOMIA, ARTESANIAS Y LEYENDAS

GASTRONOMIA, ARTESANIAS Y LEYENDAS

GASTRONOMIA

Se ofrece yaguarlocro, caldo de 31, caucara, tripa-mishqui, cuy asado, truchas, en todas sus variedades.

EL YAGUARLOCRO, es propio de nuestra serrania, y en Pillaro por lo general se prepara los dias: Jueves y Domingos.


LA CAUCARA, plato tipico de nuestro Cantón, que se prepara por las noches.



EL CHAMPUS CON MOTE, bebida tradicional que no puede faltar en cada feriado.



LA TRUCHA, en sus diferentes presentaciones, es una atracción para los turistas, aunque es un pez introducido, se ha adaptado bien a la zona.

ARTESANIAS

Los Pillareños son excelentes artesanos, siendo sus artesanias para consumo nacional e internacional.

Construcción de un arpa, instrumento característico de los ritmos musicales nacionales.


 Fabricantes de flores procesadas y disecadas.Emilio Maria Teran


 Tambien existen artesanos que se dedican a la confección artesanal de balones tanto de fútbol, como de indor fútbol.



No podía faltar los talleres de talabartería donde se elaboran los típicos accesorios como monturas, samarros, etc. Utilizados por los chagras Pillareños para la realización de sus labores diarias.

LEYENDAS

LEYENDA DEL TESORO DE LOS INCAS

Cuentan los cronistas que en la época de la conquista vivía un español de apellido Valverde, quien estuvo casado con la hija de un cacique, quien era el jefe máximo de esta zona.
Este español no tenia muchos recursos, en tal virtud al ver la precaria situación en la que vivían ellos, el padre de la chica le revela a su yerno el Sr. Valverde. Una historia en la cual se detallaba la trayectoria que siguió el General Rumiñahui, llevando el tesoro de Quito que servia, para el rescate de Atahualpa. Al ser ejecutado Atahualpa, Rumiñahui decidió esconder el tesoro en lo que hoy es el Parque Nacional Llanganates, del cual el suegro de Valverde fue el principal ejecutor.
El cacique invito a Valverde a realizar una jornada de 5 días, saliendo desde Píllaro hasta el lugar donde estaba el tesoro escondido de los Incas, con la condición que Valverde nunca revele el lugar donde se encontraba el tesoro. Los relatos indican que Valverde entro en varias ocasiones saco grandes cantidades del tesoro; Valverde se convirtió en un hombre muy rico y regreso a vivir en España.
Después de vivir muchos años en España, Valverde revelo el secreto de tales tesoros en un manuscrito dirigido al Rey de España. Este manuscrito desde esa época se le conoce como el Derrotero de Valverde.
El Rey de España encargo a un sacerdote de apellido Longo para que organice una expedición junto al gobernado de Tacunga (Latacunga). El Padre Longo llego a Ecuador y se entrevista con el gobernador y meses más tarde comienza la expedición; viajaron con 100 indígenas cargados de provisiones. El primer día salen de Píllaro y realizan el recorrido hasta el Cerro Guapa, lo que hoy corresponde a Huagraguasi, en donde deben pernoctar la noche, en la madruga deben ponerse con sus espaldas con dirección a la ciudad de Ambato y mirar hacia el oriente donde localizarán una montaña con 5 picos que es el lugar donde deben llegar al termino de la quinta jornada, donde se encuentra el tesoro de los Incas.
El segundo día remontan la cordillera y llegan hasta la Laguna de Anteojos, en la madrugada tienen que realizar lo mismo del primer día; el tercer día la expedición llega hasta de Laguna de Yanococha, luego su descenso por el desaguadero del río golpe. Al amanecer del cuarto día el sacerdote Longo desaparece misteriosamente, sin encontrar rasgo alguno; luego de una infructuosa búsqueda, la expedición se da por vencida y deciden regresar; el gobernador de Tacunga escribe al Rey de España que el documento del Derrotero es totalmente falso porque la expedición fue un fracaso porque termino con la desaparición y posible muerte del padre Longo.

"HISTORIA DE LA JUAQUINA"

La Joaquina es el punto lúgubre de la vía a Píllaro. Las cruces que se observan en el kilómetro 10 contienen la tristeza de los deudos por las víctimas de los accidentes  fatales ocurridos en la zona, pero también tejen la leyenda de una mujer que se suicidó por la traición de un chofer.


En esta “culebrera” carretera que comunica entre Ambato y Píllaro, donde el miércoles 26 de diciembre murieron otras 13 personas y 37 quedaron heridas, muchos conocen la historia de Joaquina, una hermosa mujer  cuyo marido, un chofer, la habría traicionado. Ella al descubrir la ofensa corrió y se lanzó al precipicio.

Años después, el espíritu de ella supuestamente se le aparecía a los conductores traicioneros que circulaban por ese sector de la vía a Píllaro y por ello lo habrían denominado con el nombre de la difunta,“La Joaquina”.

Hipólito Ronquillo, periodista  ambateño y conocedor de las leyendas urbanas,  relató  sobre la historia tenebrosa.

La Joaquina era una mujer muy bella que se enamoró de un mal hombre. Según la leyenda,al parecer era un chofer muy mujeriego. 

Al descubrir la infidelidad de su cónyuge, ella no pudo soportar la traición y decidió poner fin a su existencia. La mujer decepcionada caminó por el sendero que había en aquella época y se lanzó al precipicio.

El cuerpo de la señora fue encontrado días después donde ahora se ha construido el santuario  de La Virgen, en la vía Culapachán-Píllaro.

El Tesoro de Atahualpa y la Laguna Encantada

Corre el año 1535, Francisco Pizarro, el conquistador, llega al territorio incaico con su sed de oro. Atahualpa, el Inca, para salvar su vida ofrece llenar un cuarto con piezas del metal amarillo sin combatir a los invasores. Rumiñahui, el guerrero, se indigna con la actitud de su hermano y decide pelear. Antes previene: "Los extraños que han llegado no son ningunos Viracochas, son simples mortales y ladrones. Nos vienen a ofender. Se viene la sombra de la esclavitud. Si no luchamos, hemos de hundirnos en el duelo y la miseria". Pero su insistencia de combatir a los extranjeros en Cajamarca fue en vano, entonces decide marcharse hacia Quito donde se nombra Scyri y organiza la lucha.

Como si el tiempo no hubiera pasado, la historia vuelve, el accidente de un helicóptero en el que viajaban cuatro arqueólogos estadounidenses en una zona comprendida entre las provincias del Azuay y Cañar, al sur de Ecuador, revivió la leyenda. Más allá del accidente en sí, en el que por suerte nadie tuvo heridas de gravedad, la revelación de que los investigadores accidentados buscaban el oro del emperador inca Atahualpa, que fuera escondido hace varios siglos en un sitio jamás revelado, llamó la atención de los medios de comunicación.

Los científicos pertenecen a un grupo de 14 investigadores de la Asociación de Investigadores Marítimos de las Indias y del Instituto de Arqueología Náutica de la Universidad de Texas y la Fundación Widam que desde noviembre de 1998 viene realizando estudios sobre el famoso tesoro.

Los investigadores, viven desde mediados de 1998 en esa zona sureña de Sigsig, en las estribaciones de la Cordillera Oriental o de los Llanganates, donde se presume que el guerrero inca Rumiñahui, escondió el oro del Reino de Quito, que serviría de pago por el rescate de su hermano, el emperador Atahualpa, asesinado por los españoles en Cajamarca.

Una historia verosímil

Los arqueólogos creen que si bien hay un poco de leyenda en el hecho, hay elementos verosímiles y una posibilidad importante de que el oro esté en la zona de Sigsig, donde además están estudiando los vestigios antropológicos y arqueológicos.
El jefe de la misión, Michael Paret, señala que tras investigaciones realizadas en el Archivo de Indias de Sevilla, encontró la historia de Ayllón (Sigsig) y la ''laguna encantada", donde aparentemente podrían estar escondidos los utensillos de oro que iban a servir como rescate de Atahualpa.

Paret asegura que, de acuerdo con el estudio realizado en el Museo de Indias y con base en comparaciones de escritos sobre el tesoro, éste existe. ''Puede haberse creado una leyenda a su alrededor, como siempre ocurre con hechos históricos como éstos, pero el hecho ocurrió, por lo tanto el oro debe estar en alguna parte. Está comprobado que los escritos que aluden al rescate de Atahualpa son en un 90 por ciento verídicos''.

El primer paso de la investigación fue buscar evidencias de restos humanos de la época en el fondo del lago de Sigsig, pero mientras realizaban sus investigaciones fueron sorprendidos por un grupo de mineros que extraen el oro del lugar en forma artesanal, quienes quisieron expulsarlos porque creían que se trataba de mineros extranjeros. Eso obligó a la misión arqueológica a solicitar a las autoridades locales protección, y a contratar un helicóptero para que, terminada esa primera etapa, los evacuara del lugar sin tener que pasar por la zona minera. Sin embargo, sólo cuatro pudieron salir ya que en el segundo viaje, cuando viajaba de Sigsig a Gualaceo, el helicóptero se accidentó debido a una ráfaga de viento que lo desestabilizó y lo lanzó a las aguas de la denominada "laguna encantada". Los cuatro arqueólogos norteamericanos heridos lograron salvar la vida.

Para algunos habitantes de la zona el accidente habría sido provocado por el espíritu de Rumiñahui, que no quiere dejar que el secreto pueda ser descubierto. Rafaela Curuchumpi, una de las moradoras de la zona, cree que no se debe jugar con el fantasma de los antepasados porque pueden traer mala suerte. "Para qué buscar un tesoro que se lo llevó la laguna y seguramente está resguardado por los valerosos guerreros de Rumiñhaui. Esa ambición puede resultarles muy negativa", comentó.

El destino del Guerrero Inca

En 1933, dos años antes de que surgiera la historia del gran tesoro y la laguna encantada, cuando Pedro de Alvarado, conquistador de Guatemala, quiso llegar a Quito, tuvo que soportar la resistencia de los rebeldes. Atraído por las riquezas del Cuzco, llegó Alvarado a la costa de Manabí con siete embarcaciones, muchos caballos, soldados, cientos de indígenas guatemaltecos sometidos y algunos esclavos negros.

La marcha desde los pantanos tropicales hacia las nevadas montañas fue una derrota. En el camino se perdieron y fueron abandonados por los guías; los indígenas de Guatemala y los esclavos negros -desconocidos del frío- murieron congelados; y al fin Rumiñahui los echó a correr. Y caminó una voz por los caminos: "nadie vence al señor de Quito". Sebastián de Benalcázar, quien había fundado Guayaquil, fue el encargado de marchar con su ejército en busca del líder indígena. Antes envió un mensajero con una cruz y la oferta de amistad. Los rebeldes devolvieron su cadáver. En Cajamarca habían visto un símbolo de madera igual, en las manos de un tenebroso fraile que secundaba a Pizarro. Después Rumiñahui se preparó para recibir a Benalcázar. Reunió a su gente y le dijo: "Es preferible morir que aceptar la esclavitud de estos hombres que robarán tesoros, mujeres y tierras". Al hablar, un volcán parece salirle desde adentro, arde su voz, sonríe su corazón y vibran sus guerreros.
Benalcázar consigue una alianza con los indios cañaris para combatir a los rebeldes. El jefe indígena se adelanta y le sale al encuentro en las llanuras de Tiocajas. El lugar, favorable para el andar de los caballos españoles, no impide que los rebeldes anulen el poder del enemigo. Cada vez que matan un caballo le cortan la cabeza para mostrar que no son inmortales. La batalla va desde el mediodía hasta que la noche oscura obliga a suspenderla y continúa al día siguiente con la salida del sol. Las llanuras de Tiocajas estaban llenas de trampas para que los europeos y sus potros quedaran ensartados.

Un traidor avisa a Benalcázar el lugar y muestra un camino seguro para retirarse a Riobamba. Rumiñahui no se desanima y decide atacar la ciudad. En la hora del ataque el volcán Tungurahua entra en erupción. Muchos indígenas, aterrados, creyendo que se trataba de un mal augurio, huyeron bajo la lluvia ardiente. Los españoles no se cansaron de matar gente que corría indefensa. Rumiñahui se retira con sus soldados más fieles hacia Ambato.

Luego se va a Quito, envía a lugar seguro a los más débiles y esconde los tesoros de Atahualpa. Al acercarse los invasores obstruye los canales que abastecen de agua la ciudad y le prenden fuego antes de retirarse. La cordillera es su último refugio. Hasta allá marcha Benalcázar a buscarlo. Tras la resistencia logra prenderlo. Durante la tortura, la pregunta se repite: "¿Dónde están los tesoros de Atahualpa?". Y la respuesta del indígena también se repite: "En un rincón de la montaña". Así los envía a un lugar donde nada hay. Así será durante algunos días. Las pistas falsas sirven para reposar un poco, antes del nuevo tormento. Los españoles se cansan de la burla y su ira se desenfrena. Benalcázar determina la justicia: muerte en la hoguera.

EL DUENDE

Cuentan nuestros abuelitos, que cuando ellos viajaban a Ambato, ya hace mucho tiempo, ellos se transportaban en burros. Aprovechaban las noches brillantes de luna para viajar. Pero cuando pasaban por la quebrada que está situada en la Pampa Mía, algo extraño sucedía. Sentían que un hombre extraño, del porte de un niño salía de la quebrada y se subía al burro para que le lleven. Cuando se daban cuenta y le regresaban a ver se topaban con un duende que tenía un sombrero grandote y negro como una pelota, sus dientes eran de oro con una sonrisa de oreja a oreja. Para evitar que esto sucediera, las gentes tapaban el anca del burro con un poncho y así viajaban sin esa compañía.
Ahora se sabe que ese duende aún anda por la quebrada en los momentos que no pasa nadie por ese lugar y en las noches se convierte en un toro bravo; o, puede ser que otro ser extraño sea ese toro que varias personas han visto.

 LA PUERCA DE LOS SIETE GUAHUAS



Me cuenta mi abuelita que en el valle de Quillán vivía una familia numerosa que se dedicaba a la crianza de chanchos. Un día  los niños se quedaron solos en  la casa y tenían en un corral una puerca con siete guaguas. Los niños maravillados con los pequeños animalitos decidieron entrar al corral a jugar con los chanchitos. No advirtieron el peligro que  podía ocasionar esta mala idea.

Luego de un rato la mamá puerca enfurecida cogió a uno de los niños y llevándolo hasta un chorro de agua muy conocido en el lugar, despedazó con ira el pequeño cuerpecito y se comió.

La familia del niño al enterarse de lo  ocurrido tomaron la decisión de matarle a la puerca; pero no pudieron hacerlo porque la puerca con sus crías corrió al chorro, se internó en el agua y se perdió para siempre, apareciendo luego siete chorros de agua a más del que ya había. Se comentó que ese animal era un representante del demonio y que había estado rondando la casa desde mucho tiempo atrás.


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